lunes, 30 de noviembre de 2009

Yo tuve la culpa

Es lamentable pensar que a veces, uno tuvo un poco, solo un poco de culpa.

Pero es culpa al fin y al cabo.

Hoy perdí la noción del tiempo y sólo porque tenía sueño. Te amargaste, te desilusionaste y ahora estoy aquí, bastante triste y deprimido. Lo peor de todo, es que tú sabes en el fondo que uno hace todo lo posible para agradarte, para cumplir y para ser mejor cada día; sin embargo, como todos, recuerdas y tienes presente sólo lo malo y no tomas en cuenta para nada lo bueno, o quizá un simple por qué.

Igual, quiero que sepas que te extraño y te quiero un montón y también sé que en el fondo, yo tuve la culpa de todo. Era mi responsabilidad y te defraudé, justo hoy día, justo hoy.

Ah, antes que lo olvide, Feliz Cumpleaños...

viernes, 27 de noviembre de 2009

Nada, nada personal

Grande fue mi sorpresa al leer en un diario local que el Ministro de Transportes y Comunicaciones, Enrique Cornejo, pretende cambiar nuestro caótico sistema de transportes con una peculiar moda bastante europea: los cobradores serán historia, el nuevo sistema prescindirá de cobradores en el transporte público urbano.

¿De qué se trata toda esta locura? Según la fuente, en un par de semanas entraría en vigencia una especie de tarjeta prepago en la cual, los ciudadanos tendrán un determinado monto y se irá descontando paulatinamente de acuerdo al pago diario de nuestros pasajes. En pocas palabras, uno sube al micro, pasa su tarjetita, se le descuenta el pasaje y listo: todos felices.

Regresaba ayer en una destartalada ATE-CALLAO (transporte diario para mí) y, apretujado en los asientos, con un clima caldeado por mil y un olores, algo mareado por las infinitas luces de neón, faros y demás artificios callejeros, pensaba en lo que sería el nuevo sistema. ¿Estamos listos para una modificación tan violenta?

Es loable el intento del Ministro por modernizar nuestro sistema de transporte público urbano; pero, ¿Hasta qué punto será útil o al menos, bien aceptado por la gente?

Creo que muchos a estas alturas estarán pensando: "Por fin, ya no habrá más malcriados y malolientes cobradores, ordinarias criaturas que todo lo ven jergas, escupitajos eventuales a las pistas, comentarios maleducados a las mujeres, apariencia andrajosa ni tampoco el maltrato por parte de los mismos para con los pasajeros". La era del "pague con sencillo, al fondo hay asiento, apeguese al fondo y pie derecho, pie derecho" al parecer, está por terminar.

Pienso yo: ésto es lo que, literalmente, se han ganado los propios transportistas (y no digo cobradores, porque no son los únicos), que se minimice su trabajo. Si bien es cierto, se reducirán los gastos para los dueños de las unidades móviles y para las empresas, pero ¿y todos los desempleados? ¿Adónde irán a parar todos aquellos que desempeñan su labor como cobrador?

Es obvio que las calles no tardarán en llenarse de huelguistas y habrán paros y más paros, puesto que no creo que los transportistas (al menos, los cobradores) se queden tan tranquilos.

Por otro lado, como decía anteriormente, ellos se han ganado y con hartos méritos que se les desplace de sus puestos de trabajo. Muchas personas estarán contentas de que ya no se cometan los abusos que siempre suelen cometerse y de los cuales, citaré algunos:

- El recargo de "50%" a las 11 de la noche y justificado por los cobradores con su tarifario y las leyes quye aparecen en ellos en letras pequeñas (las cuales estipulan claramente que el recargo será del 50% a partir de las 00:00 horas de los días 24, 25 y 31 de diciembre así como el 01 de enero)

- La negación del cobro del medio pasaje para los estudiantes universitarios (y si lo hacen, lo hacen a regañadientes), lo cual no es solo un deber, sino también un derecho

- El cálculo del pasaje que será pagado según los cobradores. En este punto quiero hacer énfasis en el hecho de que ¿Desde cuando los cobradores son también tarifarios andantes? ¿por qué tienen que cobrarte la tarifa que ellos quieren y no aquella que figura en las tarifas oficiales que todo transporte público urbano tiene?

- Amontonar a la gente en los buses, como si fueran sardinas enlatadas o como si estuviesen participando en un concurso de record Guiness, a ver quién mete más gente en su vehículo

- Los que no te dan boleto porque les pagaste con medio o porque les pagaste el famoso pasaje urbano (la china, la luquita hasta acá nomás)

Y así podríamos mencionar más y más aspectos que juegan en contra de los cobradores; sin embargo, ¿es justo que se les despida tan abruptamente? porque dos semanas no son nada, nada. En este tema, quedan dos opciones bastante claras: o apelamos por la modernización (radical) del sistema, o los cobradores asisten a una escuela o se moderan.

¿Cuál de las dos es más factible o, mejor dicho, realizable en el menor de los plazos? Creo que cada uno tiene la respuesta...




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viernes, 6 de noviembre de 2009

El entrometido

Esta noche me siento literario. Es como si la noche tuviese algo que ver con el cigarro y la cerveza que llevo encima, en esa eterna conspiración que me tiene sentado aquí.

No tengo mucho que decir, mi celular vibra y vibra, y es curioso. La vibración suena igual que los ronquidos de mi viejo, que duerme plácidamente. Yo me siento nostálgico y algo fresa.

Ya no quiero seguir despierto.

A pesar de que me siento literario, no quiero escribir mucho. Estoy pensando reservarme el derecho de guardar mi inspiración para soñar.

Ahora mismo quiero soñar.

Mis piernas...

Mis piernas son un par de troncos fuertes,
dos palancas hidráulicas de sangre,
dos aparatos tristes y silenciosos que me llevan,
me traen y describen semicírculos cerrados y abiertos,

Ellas me llevan donde sea,
adonde se pierde el mar, adonde huele a berrinche,
a las monótonas cuadras que llevan a la universidad,
a sus piernas que me llaman intranquilas, temblorosas,

Mis piernas son capaces de ir de aquí para allá,
son las que hacen el camino al andar,
son las que me permiten rozar el infinito, las que seducen el cemento y el asfalto,
mis piernas son invencibles,

¿Y qué haría yo sin ellas?

Mis piernas son como dos motores furiosos que se mueven intranquilas,
son dos propulsores que me llevan muy dentro de ella,
son el camino mismo hacia la gloria y la pena,
son las que introducen mis deseos entre sus piernas,
las que son capaces de retroceder y avanzar,

Mis piernas son capaces de ir y venir,
son las que algún día, mis pasos recogeran...