lunes, 22 de noviembre de 2010

Autorretrato

Por nombre le pusieron Diego
Al vòmito irònico de los dioses ebrios
Su existencia esyaba marcada por los hilos negros
De la maldiciòn de las mujeres que lo quieren muerto

Naciò en una noche sin luna
Cuando el dios de Vallejo estaba muerto
Tuvo un nicho lleno de putas por cuna
Y su niñez, en los campos del cariño, un desierto

Fue creciendo entre juegos y perversiones
Siempre triste, siempre fresco
Y cuando llegò el atardecer
Se sintiò frìo y abandonado como el màs callejero de los perros

No se dejò vencer por la compasiòn
Que le regalaban envuelta en cajas de cartòn
Le nacìa un corazòn de piedra
Le precedìa un sendero de lujuria y traiciòn

Cuando por fin llegò la hora
En que tendrìa que dejar su mìsero colchòn
Cerrò los ojos, respirò profundo
Se dio la vuelta y se marchò

Y cuando alguien preguntaba
¿Què fue del chico aquel, ese que andaba negro y se matò?
Ese ingrato, hijo de la nada
Nunca màs volverà, el viento se lo llevò...

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