miércoles, 22 de diciembre de 2010
El olvido II
Ese que te congela los recuerdos,
Me gusta y no voy a negarlo
También me gustaría morirme de una vez
Lentamente y sin opción al recuerdo
Con pasaporte al olvido,
Sin penas ni glorias
Y así como vine, así me iré
Quiero morirme dentro de la estupidez
Y resucitar en un mundo oscuro
Caminar desnudo
Y sentir las miradas de odio
que la gente irradia
cuando uno está solo, completamente solo...
El olvido I
Crecía una raíz de rencor,
Un hálito desesperado nutría el miedo,
Un año de perseverancia exigía resultados
Mas nada de ello resultó;
Y la raíz echaba cimientos
Y el olvido comenzaba a florecer lentamente entre sus senos
Pateando recuerdos, enumerando intentos;
Allí donde yacías tú, solo hay de todo menos yo
y yo, que ya no esoty solo...
sábado, 11 de diciembre de 2010
Lennon por siempre
lunes, 22 de noviembre de 2010
Autorretrato
Al vòmito irònico de los dioses ebrios
Su existencia esyaba marcada por los hilos negros
De la maldiciòn de las mujeres que lo quieren muerto
Naciò en una noche sin luna
Cuando el dios de Vallejo estaba muerto
Tuvo un nicho lleno de putas por cuna
Y su niñez, en los campos del cariño, un desierto
Fue creciendo entre juegos y perversiones
Siempre triste, siempre fresco
Y cuando llegò el atardecer
Se sintiò frìo y abandonado como el màs callejero de los perros
No se dejò vencer por la compasiòn
Que le regalaban envuelta en cajas de cartòn
Le nacìa un corazòn de piedra
Le precedìa un sendero de lujuria y traiciòn
Cuando por fin llegò la hora
En que tendrìa que dejar su mìsero colchòn
Cerrò los ojos, respirò profundo
Se dio la vuelta y se marchò
Y cuando alguien preguntaba
¿Què fue del chico aquel, ese que andaba negro y se matò?
Ese ingrato, hijo de la nada
Nunca màs volverà, el viento se lo llevò...
Afonìa
que inunda, de mi casa, los perros
Quitàndome suavemente la ropa
Sumergièndote lentamente la noche de tu entierro
Ojos que ya no observan
Frìo que todo lo vuelves blanco
Calor que incendias un grito ahogado
Tristeza sutil envuelta en llanto
Miseria que llenas mis dìas
En un mar de dolor e injusticia
Llena mi garganta de llovizna
Quizà mi voz ya no quiera salir màs...
sábado, 20 de noviembre de 2010
De la inocencia
De lo burdo
martes, 24 de agosto de 2010
Hasta pronto, hasta nunca
¿Qué hacer cuando se avecina una tormenta? Alguien me dijo: pues te abrazaría y así, con tu altura, me proteges de las gotas. El gran detalle es que yo no tengo a quién abrazar. Las esperanzas, como la luz de mi cuarto, se apagan después de las doce.
Ella estuvo ahí, me dio su amor, su comprensión y sobre todo, su mirada. Sí, ella me miró. Se atrevió a posar su cálida mirada en este inútil y viejo trasto. Una idea se cruzó por su mente en ese momento: no puedo creer que alguien se digne a intentar reciclar este trasto tan gastado y vejado. Y ella lo intentó.
Y como ella mismo lo dijo: jugar con fuego es emocionante, pero te puedes quemar. Inútilmente traté de ser ese fuego que abraza, que todo lo envuelve y me volví ese fuego que salpica, ese que salta, traidor y dulce; ese que endulza, endiosa, distrae y luego, sin más ¡Zas! Destruye todo lo que con esfuerzo habías construido, lentamente, soñando despierto. Ella se fue y yo le compré el boleto, le hice los papeles y la embarqué alegremente, mientras silbaba una de Lennon.
Y por dentro el payaso iba haciendo malabares, practicando saltimbanquis y llorando mientras reía y cantaba tristemente: Todo tiene su final…
lunes, 14 de junio de 2010
Historias de fútbol I
Una de las razones de este repentino estado en el que me encuentro es el mundial de Sudáfrica 2010. Cada partido, cada gol y cada jugada es un deleite para mis ojos. Hoy más que nunca mi pasión futbolera se hace presente y se extiende por toda mi humanidad. Nunca pensé volverme tan fanático del fútbol. Pero todo esto es aún más sorprendente por la historia que relataré a continuación.
Comencemos por decir que antes el fútbol me llegaba al pincho. De niño, siempre fui (y sigo siendo) malo cuando jugaba pelota con la gente del barrio. Recuerdo con mucho cariño y nostalgia aquellas pichangas que disputábamos entre los más diestros y los más torpes (yo, por supuesto, en el segudno equipo), aquellos pistazos legendarios que nos dejaban un saldo de raspones en las piernas, mechas entre amigos y la infaltable Kola Real que en ese tiempo costaba cincuenta centavos y rendía para 4 personas. Anécdotas de aquellos días sobran en mi mente, prometo contarlas pronto en un post.
Pero nuestros partidos no sólo eran verdaderos duelos de destreza en las canchas. También contaban los candentes duelos que disputaban mis amigos frente a la multicolor pantalla y prendidos de los gloriosos mandos de Super Nintendo. Todo aquel que me conoce sabe que yo soy un vicioso empedernido; sin embargo, pocos saben de lo mucho que llegué a odiar el soccer virtual. ¿La razón? También ahí era malo.
He de aceptar que soy un picón de primera. Y quizás gracias a que nunca jugué soccer en super ni en play station es que aún conservo muchas de mis antiguas amistades. Recuerdo que nos agrupábamos de a 5 o de a 7 para ir al vicio. Claro, siempre era un grupo impar ya que, los pares se batían en un duelo de patadas, centros y goles y el sobrante era un espectador renegado.
Ese era yo.
Mis amigos se pasaban horas de horas machucando botones obsesivamente y yo en ese entonces tenía el razonamiento de muchas de las chicas que conozco: ¿Qué demonios le ven a controlar once miniaturas que patean un balón? ¿Por qué no se comportan como seres normales? No lo entendía y odiaba el soccer. Lo mío eran los juegos de aventura, los RPG, lo cooperativos. Hasta con los de peleas me defendía, pero nunca me atrevía jugar el siempre recordado Soccer Excitante, el Soccer Human o el Soccer Peruano, como los conocíamos en los vicios del barrio. Tampoco me atreví a jugar el legendario Winning Eleven 3 ni mucho menos el 4.
Durante mucho tiempo perdí mi oportunidad de aprender las bases y la historia de muchos de los jugadores de antaño: sus proezas, sus jugadas, sus lesiones, sus goles. El tiempo seguía avanzando y yo ya ni me molestaba en renegar por mis amigos, siempre esclavos del Soccer. Me dediqué a especializarme en juegos cooperativos y de estrategia. Siempre he sido (eso creo) un buen partner para los juegos; sin embargo, sentía que algo me faltaba, que algo se me estaba escapando.
A inicios de un verano, hace unos dos o tres años, decidí afrontar el reto: cogí un mando y me senté a tratar de disputar los 90 (10 en realidad) minutos que dura un partido de soccer.
¿El resultado? Un enfermo del fútbol.
lunes, 24 de mayo de 2010
Paréntesis
¿Qué puedo decir? ¿Qué puedo hacer?
Pensar, pensar y pensar.
Seguir corriendo, en la dramática carrera hacia la nada, en el inevitable descenso hacia la mortalidad. Recién ahora caigo en la cuenta de lo ridículo que me veo, de lo frágil que me siento. Me dejó colgado, como quien deja un disfraz que nunca más va a usar en un viejo perchero. En el momento no quise aceptarlo, me negué totalmente a mostrar signos de incomodidad, de tristeza.
Y lo logré.
Y ahora, casi dos meses después, entiendo que solamente me volví de piedra; pero algún día, como sucedía con las gárgolas, tiene que salir el sol.
Ah, lo olvidaba, todo esto es mentira, pero ¿Quién dice la verdad? :D
miércoles, 19 de mayo de 2010
Viejas Historias III
Y llegó para volverla gris.
Alumna de media tabla, segunda de tres hermanas, medio amiga, medio madre y amante regular; Mónica se caracterizaba por mostrar una especie de equilibrio innato. Todos sabíanque Mónica era totalmente imparcial. Cuando ella opinaba, siempre su posición era no afirmar ni negar nada. Para variar, era agnóstica.
Me confesó su agnosticismo el último día del Convivio, bajo la tenue luz de la pira que prendieron en medio del gigantesco patio, los ¿pastores? del célebre evento religioso.
- Cuando veo esta fogata, me imagino que dios debe estar tomando un baño
- ¡Pero qué cosas dices, Mónica!
- En serio, pienso que dios está tomando un baño
- ¿Y por qué dices que dios está tomando un baño?
- Porque el fuego es sinónimo de furia, y si dios existiese, no habría furia en la gente, se evitarían las guerras, los asesinatos, las violaciones. El fuego es la forma física de toda la violencia y el poder destructivo que existe en esta realidad.
- Tú sí que me dejas sorprendido. Lo que no entiendo es por qué viniste aquí si no crees en dios
- No es que no crea en dios, lo que pasa es que no sé si existe o no y hasta que no me demuestren lo contrario, seguiré así. Hay gente que cree que puede convencerte leyendote pasajitos de la biblia o hablando como pseudoprofetas. Las cosas no son así, o das un argumento válido, de peso o mejor no dices nada
-Supongo que tienes razón...
El bichito de la desconfianza había sido sembrado en mí.
Continuará...
martes, 18 de mayo de 2010
Viejas Historias II
La fama de las chicas del San Antonio de mujeres era bien conocida. Se decía que eran las chicas "ya no ya". Y en realidad había de todo. También mirábamos secretamente a las chicas de nuestros clásicos rivales.
Muchas de las chicas concordianas eran vitrina de nuestro distrito. Siempre, en los desfiles interescolares, los hombres nos derretíamos por muchas de las concordianas. Yo no podía evitar dejar de mirar y de reconocer a mis antiguos compañeros y amigos; sin embargo, nunca te vi, hasta que el bendito facebook nos reencontró. Pero esa es otra historia.
No fue sino hasta el Convivio que recién pudimos alcanzar nuestro tan ansiado deseo. Todos nos dimos cita en el portón de cole. Algunos iban por curiosidad; otros, por un misterioso y reciente fervor religioso. Muchas chicas iban porque querían volver a ser impías, pero todos los de mi grupo íbamos por algo más: la concentración de chicas de otros colegios y sobretodo, porque la sede del Convivio de ese año sería ¡El San Antonio!
Fue ahí donde conocí a Mónica.
Y a partir de ese entonces, nunca volví a ser el mismo.
Continuará?
lunes, 10 de mayo de 2010
Viejas historias I
Yo estudiaba en un pequeño colegio particular. Mucha gente lo conocí e incluso, por esos años, aún conservaba una buena fama. Mi mamá me cambió porque mi ¿linda? hermana pequeña (por ese entonces) comenzaba ese mismo año a ir al nido. Podía imaginármela enfundada en su mandilito de tela blanca y su pintorezca corbatita de lazo. Un color por año. Recuerdo muy bien que se comenzaba con la corbata azul y se terminaba con la corbata roja.
Odié por muchos días a mi hermana. Me causaba mucha pena irme del colegio en el que estaba, ahora uno de los mejores colegios del distrito en el que vivo. Para variar, ya estaba enamorado de una niñita de mi clase (tú sabes muy bien que era así). Hace unos meses la volví a encontrar y creo que ahora tenemos una sólida amistad cibernética, incluso podría decir que tenemos algo de la vieja química que nos llevó a gustarnos en primaria.
Intentaré no desviarme más del tema.
Cuando llegué a mi nuevo colegio, todos me miraban como a un bicho raro. Me sentía perdido, desconfiado y solo; muy solo. La realidad a la que llegué no era nada comparada a la realidad de la que provenía. No habían televisores en los salones, no habían pizarras acrílicas ni tampoco carpetas individuales. Hasta ese momento, me sentía ajeno pero cuando observé que los niños (mis futuros grandes amigos) jugaban con pelotas hechas de innumerables exámenes jalados y abundante cinta adhesiva- "para que no se desarme pe"- creí llegar a un mundo distinto en el cual, yo estaba como un turista. Nunca le dije a mi mamá que me sentí un pavo. Estaba acostumbrado a otro tipo de gente, a otro tipo de trato.
Recuerdo que atrás habían unos chicos que les gustaba joder. Al toque buscaban un defecto y lo hacían el tema del día (y eso que estábamos solo en quinto grado). A mí, contrario a lo que pensaba, en vez de joderme con un defecto; me empezaron a joder con lo que yo consideraba una virtud por aquellas épocas: ser tranquilo y no meterme con nadie.
Para mi grata sorpresa y para afianzar mi apoyo moral que estaba por los suelos, me enteré que algunos de mis antiguos compañeros de cole también habían ido a parar, como yo, en este nuevo mundo.
Los años fueron pasando, la gente fue creciendo y yo, como buen animal superviviente, me fui mezclando con el resto, mimetizándome más y más hasta que logré encajar y ser uno más. Muchas veces me he sentido agradecido con mi mamá por haberme cambiado de cole y por haberme permitido (indirectamente) crecer y despertar de aquel sueño que significaba pertenecer, por unos cortos años, a la "high society" de mi distrito.
Llegó la secundaria y con ella, el arribo y la salida de harta gente. A todos los que se iban, los despedíamos a lo que posteriormente bautizaríamos como "vinchas": un bueeeeeen apanado, con patada, puñete, pollo y todo.
A los nuevos, los mirábamos de reojo, los escuchábamos, los íbamos "tasando" poco a poco y según el veredicto general del salón, se le ubicaba en un subgrupo. Teníamos a los intelectualones, a los jodidos (yo estaba en el medio de los dos), a los malcriadazos, a los vagos pero buenos, a los malos pero inteligentes, a las chismosas, a las ilusas, a las agrandadas y a las que estaban fuera de nuestras ligas. Éramos un grupo chico, así que casi siempre, uno pertenecía a dos o más clasificaciones. En realidad todo esto siempre me pareció estúpido, pero valía la pena pertenecer, siempre tenía sus pro.
Por ese entonces, y yo y tres patas más nos dedicábamos a gilear flaquitas. Las cautivábamos a través de nuestras inmortales tocadas acústicas en el patio del cole, o nuestra manera dicharachera, burlesca y jocosa de comportarnos. No había nadie en el cole que no nos conociera. Teníamos simpatizantes y detractores, como todo en este mundo.
(continúa...)
martes, 4 de mayo de 2010
Nunca más lo vuelvo a hacer
Nunca más lo vuelvo a hacer. No he entendido nada de la clase, me cruje el estómago y veo maripositas distorsionadas; definitivamente estoy mal, además, un café de desayuno y estar sin almuerzo es un intento de suicidio, pero tenía que venir, no quiero que la profesora me jale.
Todos miran a Valeria, Valeria nos mira a todos con una gélida vista, nos identifica y nos etiqueta con una bella pero siniestra sonrisa. Valeria es la más bonita del salón y también la más vieja (tiene 25 o 26 años) y según Renzo, tiene un enamorado de 30 años. Angelo dice que si le hace el habla, en menos de un mes se la va a comer, Humberto y yo solo admiramos sus preciosos senos y cuando ella se dirige al profesor, todos la silban. Sus ojos azules, su cabello negro y su nariz afilada encajan perfectamente en su rostro delineado, es flaquita y parece una caricatura. Tiene cuerpo de modelo parisina. Todos sabemos que ya ha hecho una carrera y está aquí para convalidar cursos. Siempre callada, observando todo y a todos, Valeria escucha atentamente la clase y a veces interviene. Su voz es suave como la de una quinceañera cantante y su léxico es el típico de la gente bohemia de Barranco y Miraflores.
martes, 13 de abril de 2010
Al aire 1
jueves, 8 de abril de 2010
Chances...
Estoy seguro de que debo hacer esto de la mejor manera posible; sin embargo, ahora estoy dudando de si de verdad deberìa hacerlo. Solo el tiempo y la experiencia me ayudaràn a responderme.
Me siento un poco extraño. Los adultos que laboran aquì me ven como un niño y los alumnos que estudian tambièn aquì me miran raro. Otra vez vuelvo a tener aquel complejo de chin chin negro.
Es increìble còmo las cosas pueden ambiar radicalmente en menos de un mes. Hace unos dìas me sentìa un gran inùtil sin esperanzas. Ahora me sigo sintiendo algo inùtil, sin embargo, tengo una oportunidad.
Como reza el gran Fito Pàez: por el mundo yo no me dejo desanimar.