miércoles, 22 de diciembre de 2010

El olvido II

Me gusta el frío,
Ese que te congela los recuerdos,
Me gusta y no voy a negarlo

También me gustaría morirme de una vez
Lentamente y sin opción al recuerdo
Con pasaporte al olvido,
Sin penas ni glorias
Y así como vine, así me iré

Quiero morirme dentro de la estupidez
Y resucitar en un mundo oscuro
Caminar desnudo
Y sentir las miradas de odio
que la gente irradia
cuando uno está solo, completamente solo...

El olvido I

Allí donde yacía un recuerdo apuñalado
Crecía una raíz de rencor,
Un hálito desesperado nutría el miedo,
Un año de perseverancia exigía resultados
Mas nada de ello resultó;

Y la raíz echaba cimientos
Y el olvido comenzaba a florecer lentamente entre sus senos
Pateando recuerdos, enumerando intentos;

Allí donde yacías tú, solo hay de todo menos yo
y yo, que ya no esoty solo...

sábado, 11 de diciembre de 2010

Lennon por siempre


Han pasado tres días, como cuando los católicos esperan que su Jesús resucite y quizá nuestro mesías no vuelva, ni siquiera para presentarse ante alguna Magdalena; sin embargo, él vive presente ante las miles de personas que, religiosamente, asistimos todos los 8 de diciembre a algún evento en el que se celebra una verdadera fiesta en su memoria.

En esta ocasión, el día de la fiesta se prolongó por dos días. Y es que se conmemoraba una cifra especial: 30 aniversario de su muerte. Asistí con el mismo fervor de siempre a uno de los homenajes en honor de ese grande, de ese titánico genio que ninguno que se considere amante de la buena música, podrá olvidar jamás. Como siempre, la gran mayoría de asistentes eran tíos cincuentones y sesentones, casi todos acompañados de sus cuarentonas esposas y de sus futuros herederos (sí, económica y musicalmente). Tenía la oportunidad de escuchar una vez más, este tributo que se repite desde hace veinte años. No sé si siempre estuvo la sinfónica, no sé si siempre fue en el mismo lugar de siempre: el Teatro Peruano Japonés. Tampoco sé si cada año la calidad del evento tiene los mismos altibajos, ni si hay algunos que hayan asistido los veinte años que llevan tocando. Lo que sí sé es que todos, sin excepción alguna, se ubican cómodamente en algún lugar del recinto y comparten la misma idea: ¿Por qué tuviste que morir, John Lennon?

A continuación, trataré de hacer una breve reseña (a mí manera) sobre Lennon, el genio misterioso y triste de la gente.

John Winston Ono Lennon nació en Liverpool, un 9 de octubre de 1940. Sus padres lo "abandonaron" y Lennon llevaría ese recuerdo por siempre. Una muestra bastante clara sobre este triste episodio de su vida se hace musical en la canción "Mother", del álbum "John Lennon/Plastic Ono Band". A los dieciséis se juntó con Paul McCartney (compinche y rival para toda la vida) y nació The Beatles. Durante 10 años, le hicieron al mundo entero una herida que quizá nunca podrá sanar y que será heredada generación tras generación: La Beatlemanía.
En 1970, los miembros de The Beatles se separan. El primero en irse fue McCartney. Lennon no estaba ni aquí ni allá, eran sus años más tristes y creativos. Harrison estaba más que ofendido y resentido porque ni Lennon ni McCartney daban crédito a su genio creativo. Ringo era una especie de fantasma.

Lennon comienza una discreta carrera como solista y con ella, nos dejó huellas inmortales como "Imagine", "Woman" y "Mind Games", entre otras. Un 8 de diciembre, mientras entraba a su edificio en Nueva York, un loco de mierda acabó con la vida del genio de Liverpool. Algunos dicen que detrás de todo estuvo la CIA, otros dicen que Mark David Chapman estaba obsesionado con Lennon. Lo cierto es que Lennon, ese día, no murió. Si fue la CIA, se peló porque Lennon sigue vivo y es una leyenda.

Llegué al Peruano Japonés alrededor de las 8 pm. El sitio estaba lleno de gente que se abalanzaba sobre la chinita que vendía panes con pollo. "¡Una foto en el techo donde tocaron los bitles! Son gratis, señor". El dichoso "techo donde tocaron los bitles" era una gigantografía del legendario techo donde The Beatles hizo su última presentación en público antes de su disolución. Si buscas en youtube la canción "Don't let me down" o "Get Back", podrás ver a qué me refiero.

La función comenzó 45 minutos después. Tenía en el estómago una coca cola, un pan con pollo y en la conciencia, un marlboro gold. El evento comenzó con un prólogo de los hijos del fallecido bajista Ernesto Samamé, quien solía homenajear a Lennon también en este mismo teatro. A lo largo de casi dos horas de interpretación de los temas más conocidos de Lennon y de todo el disco "Let it be" (1970), sentimos la magia de entregarse sin reproches a la nostalgia, la alegría y la tristeza. De todo lo que vi y escuché, solo me queda resaltar la buenísima interpretación que hace el sr. Carlos Guerrero de los temas de McCartney. El acompañamiento musical también fue casi impecable, con algunas pajareadas que casi nadie notó pero que yo, que me considero un loco música, no dejé pasar.

Las interpretaciones del Sr. Carlos Delgado no me dejaron muy satisfecho que digamos. En algunas estuvo bien y en otras no. Quiero pensar que se distrajo, ya que su pequeño hijo estaba en el escenario, intentado contagiarse de la magia beatle y simulando tocar una diminuta y graciosa guitarra eléctrica. Algunas otras interpretaciones como la de Aldo Rodríguez (vocalista de la banda "Space Bee") y de Andrés Dulude (ex vocalista de la banda "Frágil") merecen un comentario aparte. Rodríguez se lució al interpretar "Jealous Guy", mientras que Dulude jodió totalmente el tristísimo tema de Lennon: "Dear Prudence".

De todos los temas interpretados, me quedo con "Everybody's got something to hide" y "Mother". El último no tanto por la musicalización, pues creo que le faltó gracia, sino por el contenido y es que este tema siempre consigue ponerme triste.

A tres días del aniversario de la muerte de Lennon, solo me queda decir...

¿Por qué te fuiste, Lennon?



lunes, 22 de noviembre de 2010

Autorretrato

Por nombre le pusieron Diego
Al vòmito irònico de los dioses ebrios
Su existencia esyaba marcada por los hilos negros
De la maldiciòn de las mujeres que lo quieren muerto

Naciò en una noche sin luna
Cuando el dios de Vallejo estaba muerto
Tuvo un nicho lleno de putas por cuna
Y su niñez, en los campos del cariño, un desierto

Fue creciendo entre juegos y perversiones
Siempre triste, siempre fresco
Y cuando llegò el atardecer
Se sintiò frìo y abandonado como el màs callejero de los perros

No se dejò vencer por la compasiòn
Que le regalaban envuelta en cajas de cartòn
Le nacìa un corazòn de piedra
Le precedìa un sendero de lujuria y traiciòn

Cuando por fin llegò la hora
En que tendrìa que dejar su mìsero colchòn
Cerrò los ojos, respirò profundo
Se dio la vuelta y se marchò

Y cuando alguien preguntaba
¿Què fue del chico aquel, ese que andaba negro y se matò?
Ese ingrato, hijo de la nada
Nunca màs volverà, el viento se lo llevò...

Afonìa

Funesto ataque de pànico
que inunda, de mi casa, los perros
Quitàndome suavemente la ropa
Sumergièndote lentamente la noche de tu entierro

Ojos que ya no observan
Frìo que todo lo vuelves blanco
Calor que incendias un grito ahogado
Tristeza sutil envuelta en llanto

Miseria que llenas mis dìas
En un mar de dolor e injusticia
Llena mi garganta de llovizna
Quizà mi voz ya no quiera salir màs...

sábado, 20 de noviembre de 2010

De la inocencia

Sutil y lívida en los niños
Ausente y mancillada en quienes ya no tiene sueños
Un licor prohibido que gustamos beber
Un perfume parisino que solemos derramar

Blanca y transparente
Como el más suave encaje en tus piernas
Dulce y embriagante
Como la miel de mil panales infinitos

Ya no quedan las cenizas
De ese cuerpo tan herido
Y te extraño madre mía, te extraño
Para ver en tus ojos y seguir siendo un ciego

De lo burdo

Cual lluvia negra, maldita, deliciosa,
que baña las almas inocentes, iras candorosas,

Nos imprime un odio infinito
a los pétalos de rosas, a las velas en el suelo;
Nos cultiva un vicio pernicioso,
al candor de una noche de putas y licores

Y cada suspiro es un gemido de ramera

martes, 24 de agosto de 2010

Hasta pronto, hasta nunca

¿Qué hacer cuando se avecina una tormenta? Alguien me dijo: pues te abrazaría y así, con tu altura, me proteges de las gotas. El gran detalle es que yo no tengo a quién abrazar. Las esperanzas, como la luz de mi cuarto, se apagan después de las doce.

Ella estuvo ahí, me dio su amor, su comprensión y sobre todo, su mirada. Sí, ella me miró. Se atrevió a posar su cálida mirada en este inútil y viejo trasto. Una idea se cruzó por su mente en ese momento: no puedo creer que alguien se digne a intentar reciclar este trasto tan gastado y vejado. Y ella lo intentó.

Y como ella mismo lo dijo: jugar con fuego es emocionante, pero te puedes quemar. Inútilmente traté de ser ese fuego que abraza, que todo lo envuelve y me volví ese fuego que salpica, ese que salta, traidor y dulce; ese que endulza, endiosa, distrae y luego, sin más ¡Zas! Destruye todo lo que con esfuerzo habías construido, lentamente, soñando despierto. Ella se fue y yo le compré el boleto, le hice los papeles y la embarqué alegremente, mientras silbaba una de Lennon.

Y por dentro el payaso iba haciendo malabares, practicando saltimbanquis y llorando mientras reía y cantaba tristemente: Todo tiene su final…

lunes, 14 de junio de 2010

Historias de fútbol I

Durante estos días he experimentado en demasía una emoción que hace mucho, mucho tiempo no disfrutaba tanto: excitación y expectativa.

Una de las razones de este repentino estado en el que me encuentro es el mundial de Sudáfrica 2010. Cada partido, cada gol y cada jugada es un deleite para mis ojos. Hoy más que nunca mi pasión futbolera se hace presente y se extiende por toda mi humanidad. Nunca pensé volverme tan fanático del fútbol. Pero todo esto es aún más sorprendente por la historia que relataré a continuación.

Comencemos por decir que antes el fútbol me llegaba al pincho. De niño, siempre fui (y sigo siendo) malo cuando jugaba pelota con la gente del barrio. Recuerdo con mucho cariño y nostalgia aquellas pichangas que disputábamos entre los más diestros y los más torpes (yo, por supuesto, en el segudno equipo), aquellos pistazos legendarios que nos dejaban un saldo de raspones en las piernas, mechas entre amigos y la infaltable Kola Real que en ese tiempo costaba cincuenta centavos y rendía para 4 personas. Anécdotas de aquellos días sobran en mi mente, prometo contarlas pronto en un post.

Pero nuestros partidos no sólo eran verdaderos duelos de destreza en las canchas. También contaban los candentes duelos que disputaban mis amigos frente a la multicolor pantalla y prendidos de los gloriosos mandos de Super Nintendo. Todo aquel que me conoce sabe que yo soy un vicioso empedernido; sin embargo, pocos saben de lo mucho que llegué a odiar el soccer virtual. ¿La razón? También ahí era malo.

He de aceptar que soy un picón de primera. Y quizás gracias a que nunca jugué soccer en super ni en play station es que aún conservo muchas de mis antiguas amistades. Recuerdo que nos agrupábamos de a 5 o de a 7 para ir al vicio. Claro, siempre era un grupo impar ya que, los pares se batían en un duelo de patadas, centros y goles y el sobrante era un espectador renegado.

Ese era yo.

Mis amigos se pasaban horas de horas machucando botones obsesivamente y yo en ese entonces tenía el razonamiento de muchas de las chicas que conozco: ¿Qué demonios le ven a controlar once miniaturas que patean un balón? ¿Por qué no se comportan como seres normales? No lo entendía y odiaba el soccer. Lo mío eran los juegos de aventura, los RPG, lo cooperativos. Hasta con los de peleas me defendía, pero nunca me atrevía jugar el siempre recordado Soccer Excitante, el Soccer Human o el Soccer Peruano, como los conocíamos en los vicios del barrio. Tampoco me atreví a jugar el legendario Winning Eleven 3 ni mucho menos el 4.

Durante mucho tiempo perdí mi oportunidad de aprender las bases y la historia de muchos de los jugadores de antaño: sus proezas, sus jugadas, sus lesiones, sus goles. El tiempo seguía avanzando y yo ya ni me molestaba en renegar por mis amigos, siempre esclavos del Soccer. Me dediqué a especializarme en juegos cooperativos y de estrategia. Siempre he sido (eso creo) un buen partner para los juegos; sin embargo, sentía que algo me faltaba, que algo se me estaba escapando.

A inicios de un verano, hace unos dos o tres años, decidí afrontar el reto: cogí un mando y me senté a tratar de disputar los 90 (10 en realidad) minutos que dura un partido de soccer.

¿El resultado? Un enfermo del fútbol.

lunes, 24 de mayo de 2010

Paréntesis

Me ha tomado casi un par de meses asimilar aquella verdad irrefutable: ella me terminó.

¿Qué puedo decir? ¿Qué puedo hacer?

Pensar, pensar y pensar.

Seguir corriendo, en la dramática carrera hacia la nada, en el inevitable descenso hacia la mortalidad. Recién ahora caigo en la cuenta de lo ridículo que me veo, de lo frágil que me siento. Me dejó colgado, como quien deja un disfraz que nunca más va a usar en un viejo perchero. En el momento no quise aceptarlo, me negué totalmente a mostrar signos de incomodidad, de tristeza.

Y lo logré.

Y ahora, casi dos meses después, entiendo que solamente me volví de piedra; pero algún día, como sucedía con las gárgolas, tiene que salir el sol.

Ah, lo olvidaba, todo esto es mentira, pero ¿Quién dice la verdad? :D

miércoles, 19 de mayo de 2010

Viejas Historias III

Como lo dije, Mónica llegó a mí en una época dorada.

Y llegó para volverla gris.

Alumna de media tabla, segunda de tres hermanas, medio amiga, medio madre y amante regular; Mónica se caracterizaba por mostrar una especie de equilibrio innato. Todos sabíanque Mónica era totalmente imparcial. Cuando ella opinaba, siempre su posición era no afirmar ni negar nada. Para variar, era agnóstica.

Me confesó su agnosticismo el último día del Convivio, bajo la tenue luz de la pira que prendieron en medio del gigantesco patio, los ¿pastores? del célebre evento religioso.

- Cuando veo esta fogata, me imagino que dios debe estar tomando un baño
- ¡Pero qué cosas dices, Mónica!
- En serio, pienso que dios está tomando un baño
- ¿Y por qué dices que dios está tomando un baño?
- Porque el fuego es sinónimo de furia, y si dios existiese, no habría furia en la gente, se evitarían las guerras, los asesinatos, las violaciones. El fuego es la forma física de toda la violencia y el poder destructivo que existe en esta realidad.
- Tú sí que me dejas sorprendido. Lo que no entiendo es por qué viniste aquí si no crees en dios
- No es que no crea en dios, lo que pasa es que no sé si existe o no y hasta que no me demuestren lo contrario, seguiré así. Hay gente que cree que puede convencerte leyendote pasajitos de la biblia o hablando como pseudoprofetas. Las cosas no son así, o das un argumento válido, de peso o mejor no dices nada
-Supongo que tienes razón...

El bichito de la desconfianza había sido sembrado en mí.

Continuará...

martes, 18 de mayo de 2010

Viejas Historias II

Sin embargo, había algo que nos faltaba, algo que anhelábamos y que siempre, siempre estaba presente en nuestros delirios de jóvenes conquistadores: acceder a la interescolarización.

La fama de las chicas del San Antonio de mujeres era bien conocida. Se decía que eran las chicas "ya no ya". Y en realidad había de todo. También mirábamos secretamente a las chicas de nuestros clásicos rivales.
Muchas de las chicas concordianas eran vitrina de nuestro distrito. Siempre, en los desfiles interescolares, los hombres nos derretíamos por muchas de las concordianas. Yo no podía evitar dejar de mirar y de reconocer a mis antiguos compañeros y amigos; sin embargo, nunca te vi, hasta que el bendito facebook nos reencontró. Pero esa es otra historia.

No fue sino hasta el Convivio que recién pudimos alcanzar nuestro tan ansiado deseo. Todos nos dimos cita en el portón de cole. Algunos iban por curiosidad; otros, por un misterioso y reciente fervor religioso. Muchas chicas iban porque querían volver a ser impías, pero todos los de mi grupo íbamos por algo más: la concentración de chicas de otros colegios y sobretodo, porque la sede del Convivio de ese año sería ¡El San Antonio!

Fue ahí donde conocí a Mónica.

Y a partir de ese entonces, nunca volví a ser el mismo.

Continuará?

lunes, 10 de mayo de 2010

Viejas historias I

A Mónica la conoci hace años. Yo aún vivía aquella época colegial, rodeado de mis promos, mis libros y mi guitarra.

Yo estudiaba en un pequeño colegio particular. Mucha gente lo conocí e incluso, por esos años, aún conservaba una buena fama. Mi mamá me cambió porque mi ¿linda? hermana pequeña (por ese entonces) comenzaba ese mismo año a ir al nido. Podía imaginármela enfundada en su mandilito de tela blanca y su pintorezca corbatita de lazo. Un color por año. Recuerdo muy bien que se comenzaba con la corbata azul y se terminaba con la corbata roja.

Odié por muchos días a mi hermana. Me causaba mucha pena irme del colegio en el que estaba, ahora uno de los mejores colegios del distrito en el que vivo. Para variar, ya estaba enamorado de una niñita de mi clase (tú sabes muy bien que era así). Hace unos meses la volví a encontrar y creo que ahora tenemos una sólida amistad cibernética, incluso podría decir que tenemos algo de la vieja química que nos llevó a gustarnos en primaria.

Intentaré no desviarme más del tema.

Cuando llegué a mi nuevo colegio, todos me miraban como a un bicho raro. Me sentía perdido, desconfiado y solo; muy solo. La realidad a la que llegué no era nada comparada a la realidad de la que provenía. No habían televisores en los salones, no habían pizarras acrílicas ni tampoco carpetas individuales. Hasta ese momento, me sentía ajeno pero cuando observé que los niños (mis futuros grandes amigos) jugaban con pelotas hechas de innumerables exámenes jalados y abundante cinta adhesiva- "para que no se desarme pe"- creí llegar a un mundo distinto en el cual, yo estaba como un turista. Nunca le dije a mi mamá que me sentí un pavo. Estaba acostumbrado a otro tipo de gente, a otro tipo de trato.

Recuerdo que atrás habían unos chicos que les gustaba joder. Al toque buscaban un defecto y lo hacían el tema del día (y eso que estábamos solo en quinto grado). A mí, contrario a lo que pensaba, en vez de joderme con un defecto; me empezaron a joder con lo que yo consideraba una virtud por aquellas épocas: ser tranquilo y no meterme con nadie.

Para mi grata sorpresa y para afianzar mi apoyo moral que estaba por los suelos, me enteré que algunos de mis antiguos compañeros de cole también habían ido a parar, como yo, en este nuevo mundo.

Los años fueron pasando, la gente fue creciendo y yo, como buen animal superviviente, me fui mezclando con el resto, mimetizándome más y más hasta que logré encajar y ser uno más. Muchas veces me he sentido agradecido con mi mamá por haberme cambiado de cole y por haberme permitido (indirectamente) crecer y despertar de aquel sueño que significaba pertenecer, por unos cortos años, a la "high society" de mi distrito.

Llegó la secundaria y con ella, el arribo y la salida de harta gente. A todos los que se iban, los despedíamos a lo que posteriormente bautizaríamos como "vinchas": un bueeeeeen apanado, con patada, puñete, pollo y todo.

A los nuevos, los mirábamos de reojo, los escuchábamos, los íbamos "tasando" poco a poco y según el veredicto general del salón, se le ubicaba en un subgrupo. Teníamos a los intelectualones, a los jodidos (yo estaba en el medio de los dos), a los malcriadazos, a los vagos pero buenos, a los malos pero inteligentes, a las chismosas, a las ilusas, a las agrandadas y a las que estaban fuera de nuestras ligas. Éramos un grupo chico, así que casi siempre, uno pertenecía a dos o más clasificaciones. En realidad todo esto siempre me pareció estúpido, pero valía la pena pertenecer, siempre tenía sus pro.

Por ese entonces, y yo y tres patas más nos dedicábamos a gilear flaquitas. Las cautivábamos a través de nuestras inmortales tocadas acústicas en el patio del cole, o nuestra manera dicharachera, burlesca y jocosa de comportarnos. No había nadie en el cole que no nos conociera. Teníamos simpatizantes y detractores, como todo en este mundo.

(continúa...)

martes, 4 de mayo de 2010

Nunca más lo vuelvo a hacer

Nunca más lo vuelvo a hacer. No he entendido nada de la clase, me cruje el estómago y veo maripositas distorsionadas; definitivamente estoy mal, además, un café de desayuno y estar sin almuerzo es un intento de suicidio, pero tenía que venir, no quiero que la profesora me jale.

Realmente no debí hacerlo, pero los movimientos de Talía valieron la pena. Creo que batí mi propio record: 24 horas despierto, un polvo, una caja y media de chelas y casi nada de comida en el estómago. Pronto me enfermaré de gastritis, eso es lo que mamá me dice todos los días, pero yo no le hago caso, en realidad, no tengo tiempo para hacerle caso, la universidad absorbe todo lo que antes era mi tiempo, pero no me arrepiento porque es muy interesante investigar sobre el cine de Chaplin, la guerra de Troya y la filosofía de Nietzsche.

Todos miran a Valeria, Valeria nos mira a todos con una gélida vista, nos identifica y nos etiqueta con una bella pero siniestra sonrisa. Valeria es la más bonita del salón y también la más vieja (tiene 25 o 26 años) y según Renzo, tiene un enamorado de 30 años. Angelo dice que si le hace el habla, en menos de un mes se la va a comer, Humberto y yo solo admiramos sus preciosos senos y cuando ella se dirige al profesor, todos la silban. Sus ojos azules, su cabello negro y su nariz afilada encajan perfectamente en su rostro delineado, es flaquita y parece una caricatura. Tiene cuerpo de modelo parisina. Todos sabemos que ya ha hecho una carrera y está aquí para convalidar cursos. Siempre callada, observando todo y a todos, Valeria escucha atentamente la clase y a veces interviene. Su voz es suave como la de una quinceañera cantante y su léxico es el típico de la gente bohemia de Barranco y Miraflores.

Han pasado tres meses y todos se mueven con la angustia de un preso a punto de escaparse de la cárcel. Muchas de las chicas repiten monótonamente las clases y Renzo está pálido. Yo sólo me concentro en repasar lo escrito, sé que de esta nota depende el ciclo y no puedo dejar que me jalen, me matarían en casa. Es cruel el hecho de pensar que algún día tengamos que abandonar algo para lo que trabajamos tanto y a lo cual nos aferramos con totalidad; la vida está hecha para ser lo que queramos ser, sin ataduras ni reproches. Libre albedrío, libre albedrío y “Ética para Amador”.

¡Llegó la hora! El examen va a empezar y tengo miedo, pero tengo casi todo en la cabeza. Podré hacer todo y de todo, podré ser una bazofia social, pero no pienso jalar y mucho menos copiarme. Mucha gente en el salón lo hace, pero lo que más jode es la gente que se copia y luego se vanagloria de tener notas altas o de ser lo mejores del salón. Los repudio, los odio, malditos estafadores. Valeria me mira con esos ojos infinitos, creo que no sabe nada, yo podría ayudarla…

Pobre Valeria, está sentada a mi lado y creo que tiene una laguna mental, no reacciona. A propósito dejo que mire mi examen, va en contra de mis principios, pero… ¡Es tan linda! Parece un caramelito de menta, esa mirada gélida la hace de menta, menta fresca y embriagante, menta fresca y glacial, como los nevados de Pastoruri, menta bajo cero.

El examen acabó y creo que Valeria, al menos, saldrá aprobada. Yo escribí todo lo que sabía y dibujé mi clásico muñequito existencial en la esquina superior derecha de la hoja. Al levantarnos para entregar las pruebas, Valeria me sonrió (nunca olvidaré aquella sensación glacial) y luego musitó un “Gracias” dorado, un gracias especial, glacial, un gracias inmortal.

Esperé con ansias mi nota y vi que tenía un dieciséis, Valeria había sacado un doce (algo es algo) y cuando me acerqué a ella, me miró con ira y me dijo:

- ¿Te conozco?

- ¿Perdón?

Fue un dardo directo a la máquina de ilusiones, un dardo que rompió aquella esperanza pobre y triste, aquella pequeña luz de ilusión se extinguió tan deprisa que poco a poco, un sueño moría en el interior y una tristeza se apoderaba de un cuerpo, los diáfanos cristales caían cual garúa tímida de un invierno limeño. Había ganado la guerra pero perdido el reino.

martes, 13 de abril de 2010

Al aire 1

Te portas mal para olvidarme, te hundes sin remedio
Y yo no necesito olvidarme de ti porque ni siquiera te recuerdo

jueves, 8 de abril de 2010

Chances...

Faltan diez minutos, diez minutos para salir oficialmente de mi primer dìa de trabajo. Empiezo una nueva etapa de mi vida; sin embargo, ¿estarè haciendo lo correcto?

Estoy seguro de que debo hacer esto de la mejor manera posible; sin embargo, ahora estoy dudando de si de verdad deberìa hacerlo. Solo el tiempo y la experiencia me ayudaràn a responderme.

Me siento un poco extraño. Los adultos que laboran aquì me ven como un niño y los alumnos que estudian tambièn aquì me miran raro. Otra vez vuelvo a tener aquel complejo de chin chin negro.

Es increìble còmo las cosas pueden ambiar radicalmente en menos de un mes. Hace unos dìas me sentìa un gran inùtil sin esperanzas. Ahora me sigo sintiendo algo inùtil, sin embargo, tengo una oportunidad.

Como reza el gran Fito Pàez: por el mundo yo no me dejo desanimar.

jueves, 4 de marzo de 2010

Conjunto

Vuelvo por estos lares, tratando de escribir un poco más de lo que siempre escribo: cosas sin sentido.

Pienso que sería bastante útil señalar que no tengo forma de conciliar el sueño, aunque escuchar las magistrales canciones de Pinkfloyd siempre me ha funcionado; el insomnio de esta noche se lo debo a la clásica coca cola nocturna y a un nuevo disco de Supertramp, el cual estoy disfrutando sobremanera.

Otro factor que aporta notablemente a mi ¿problema? es la temperatura. Aunque muchos dicen que hace frío, yo siento verdadero calor. Como siempre, tiendo a volverme un lunar más, el chin chin negrito del que todos los demás chinchines se burlaban en un antiguo anuncio publicitario. Es extraño ser el chin chin negro: mis polos son negros, el boxer que estoy usando es negro, mis pensamientos son negros y el humor, ni que decir.

Aún sigo sin tener sueño.

Es gracioso, estoy sentado, escribiendo pavada tras pavada (clásico en mí) y sin embargo, me siento bien, me siento yo de nuevo. Bueno, una parte de mí se siente yo otra vez, la otra parte se entrega a la música y la otra, pues la otra se encuentra caminando por los ríos de Babilonia.

Es broma, no estoy en Babilonia, aunque hace un rato estuve por ahí; imaginándola claro está. Tengo más o menos unos cinco contactos noctámbulos como yo en el messenger y también tengo miles de deseos que quisiera hacer realidad (o que me los hagan realidad). Tengo también una roncha en la rodilla derecha y tengo ganas de tomar otra coca cola. Tengo que ir a clases mañana y tengo una madre que duerme plácidamente en los altos.

Tengo una sensación de angustia desde hace muchos años atrás y también tengo ganas de aprender a manejar.

Lo que no tengo es determinación, por eso, voy camino al fracaso.

Ah, y también voy a apagar la computadora.